Monte Athos

Por todo el globo están repartidos monasterios y antiguos castillos, aún habitados y regidos por monjes y diferentes religiones. Hay un lugar en Grecia que es un auténtico reducto, no sólo del catolicismo ortodoxo sino también de parajes, antiguas edificaciones y cultura ancestral.


Situado al norte de Grecia, cercano a Bulgaria y al estrecho de Bósforo que hace de frontera natural con Turquía, el Monte Athos es una cadeña montañosa cuyo máximo pico es la montaña Ahos de 2.033 metros. Para descubrir el origen de esta península tenemos que recurrir a la mitología griega. Hay dos historias: la primera que Athos era uno de los hijos descendientes de Gea ( la diosa de la Tierra ) representados en montañas. En este caso, la de la zona de Tracia, dónde esta dicha península. El otro mito narra que el gigante tracio Athos, en una guerra entre Dioses y Gigantes, pretendió lanzarle una enorme piedra a Poseidón, dios del mar, con tan mala fortuna que le resbaló y cayó en el mar, formando la península. A su vez, este mito tiene otra versión de los hechos: que fue Poseidón el que lanzó la roca a Athos, que acabó aplastado por ella y originandóse así el monte.





Históricamente no fue hasta el siglo V después de Cristo cuando el monte Athos comenzó a ser hogar de monjes y monasterios, con la llegada de habitantes de Síria, Egipto y Palestina ( ya en el siglo IX ), gentes del Imperio bizantino. San Anastasio fundó el primer monasterio, la Gran Laura, aún en pie y sigue siendo el más importante de la región. Le siguieron diversos años de crecimiento, expansión y aumento del número de monjes cenobíticos ( monjes ermitaños o eremitas que viven en comunidad aislados de la sociedad, compartiendo actividades de reflexión religiosa y la administración ). Hasta veinte monasterios fueron construidos ( es el número que hay actualmente ), de órdenes católicas diferentes, como benedictinos. Pero con la caída del Imperio Bizantino, con el cuál tenía muy buena relación, en el siglo XIV el conjunto de monasterios se vieron expuestos al mundo, sufriendo las consecuencias de las cruzadas y de los almogávares, mercenarios catalanes que saquearon el lugar, aunque diversos reyes catalanes como Alfonso el Magánimo ( sXV ) intentaron enmendar el error cediendo todo tipo de regalos y relíquias. ¿ Quizás las mismas que fueron robadas ?


El siguiente imperio que tomó el monte Athos bajo su protección fue el Otomano, que duró la nada despreciable cifra de ocho siglos. Pero aunque se les permitió la confesionalidad católica ortodoxa, el imperio islamista aplicó duros impuestos a los monasterios, que se vieron mermados hasta 1912, con la guerra de lo Balcanes y el dominio sobre el monte de Grecia al finalizar la Primera Guerra Mundial. Cabe decir que durante todos estos siglos, aún siendo propiedad de unos u otros, los monasterios de la Montaña Sagrada, uno de sus nombres más conocidos, siempre han tenido un alto grado de autonomía. En 1926, se escriben las leyes que oficializan y reconocen al monte Athos como un gobierno propio, el Estado Monástico Autónomo de la Montaña Sagrada. Pero no tiene completo autogobierno, sinó más bien el gobierno Griego otorga la autonomía y adminstración de la zona a los monjes, que conforman grupos y consejos representativos de los viente monasterios, enviando cada un monje, y controlados por la figura del Protos, un monje líder de la Supervisión Sagrada, que así se denomina a el grupo de monjes. Cada año varía el protos, que sólo puede surgir de uno de los cinco monasterios originales.



Son bastante estrictos a la hora de permitir la entrada de extranjeros. Sólo 120 personas pueden entrar al día ( y de esta cifra, sólo 10 pueden ser de fuera de Grecia ) y con previo permiso ( diamonitrion ). La formas de acceder a la península aún son más complicadas: exclusivamente por mar desde dos puertos, Ouranpolis o Lerissos, dependiendo si te diriges a la zona occidental u oriental. La rigurosidad no termina aquí: sólo se permite la estancia a los visitantes de cuatro días ( el viaje de vuelta debe estar pagado y reservado previamente ), y no pasar más de una noche en un monasterio. Las mujeres y cualquier animal hembra tienen prohibída la entrada, porque eso rompería con el voto cenobítio establecido, aunque se permite la estancia de gatas y gallinas.


El monte Athos es un lugar apartado de la sociedad, un pequeño lugar dónde allí no pasa el tiempo, dónde los viajeros van a meditar, encontrarse consigo mismo. Votos de silencio, rezos, ayunar, son algunas de las actividades que se realizan en los monasterios de la Montaña Sagrada. Antiguas relíquias, extensas bibliotecas, o incluso fauna y flora que casi únicamente reside ahí. El monte Athos es un auténtico reducto viviente del paso del tiempo, de la vida monacal y de la historia.



Fuentes ( 1, 2, 3, 5, 6 )




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