Tigres, de G.J. Manila

A grandes rasgos, me atrevería a decir que Tigres de Gabriel Janer Manila es la secuela espiritual de Els jardins incendiats ( Los jardines incendiados, del mismo autor, 1997 ). Llegando hacia el ecuador del libro, me sobrevino una sensación de dejà vú terrible. “Yo esto ya lo he leído antes”, y caí en la cuenta que fue en la anterior e única obra que había leído de Janer Manila. No nos vamos a engañar, me decepcionó darme cuenta de eso, de ver que repetía y reutilizaba situaciones.




Tigres nos plantea la siguiente situación: un famoso banquero ha sido encontrado muerto en su piso de Suiza. Esto sirve de excusa parea explicar la infancia del protagonista, como ha ido evolucionando a lo largo de la vida, la omnipresente figura de su abuela Dona Lorena que enlaza a narrarnos también toda la historia de generaciones pasadas de su familia: como llegaron a la posición privilegiada dónde se encuentran, la lujuria, las traiciones, la falta de escrúpulos. Pero más allá de ser un mero calco argumentativo de Jardins Incendiats ( incluso algunas subtramas son iguales, como la del amante ) y compartir también las preferencias del autor ( las localizaciones de Mallorca e Italia, su imaginativa ( algunos llamarían depravación en según que aspectos ) sexual ) el problema de Tigres es que su estructura temporal. Llega un momento que no sabe bien que personaje habla, y en qué tiempo lo hace: si es actualmente, si es en los recuerdos de hecho pasados o dónde diablos es. Premio Ramón Llull del 2007, a Tigres le falta ése instinto felino que tanto cita y que tanto atrae si se consigue transmitir, pero no es el caso.

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Editorial Planeta

Colección Ramón Llull (2007)

240 páginas

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